En el año 1997 Ricardo Iorio bajista y cantante de las bandas de heavy argentino V8, Hermética y Almafuerte y el bajista de la banda Fabulosos Cadillac, Flavio Cianciarulo, grabaron el álbum Peso argento. En este disco estaba la canción Ramón, el indio hereje. Una canción que toca el tema del sincretismo.
Tapa del álbum.
El sincretismo es, científicamente, el proceso de hibridación de tradiciones culturales. Es un fenómeno relacionado con los procesos de aculturación. Es decir, cuando dos culturas entran en contacto y, por lo general, las tradiciones y costumbres de una impactan sobre la otra implicando perdidas y conquistas. Es un proceso donde las relaciones de poder siempre están presentes, por ello, en África y América latina estuvo muy presente como resultado de los procesos de conquista y colonización.
En Roma, por ejemplo, las creencias de los pueblos conquistados se incorporaban al repertorio de dioses romanos derivando en la creación de otras deidades y prácticas.
Por lo general, primero se produce el cambio en el aspecto aparente del ritual religioso producto del sometimiento y la necesidad de mantener las apariencias respecto del dominador. Aunque tarde o temprano, sentidos y ritos terminan por mezclarse y dar forma a prácticas donde conviven significantes y significados mixtos pero siempre atendiendo a necesidades originarias.
Ejemplifiquemos con la canción de Iorio y Flavio este proceso. En negrita resaltaremos algunas palabras o frases que, extrayéndolas del contexto general de la canción, iluminan lo hablado hasta ahora:
Temprano el gallo cantor,
el sol sale en la misión.
Primeras luces del claustro.
Brilla la helada sobre el maizal.
Divina es la mano del gran inquisidor,
justicia de los cielos.
El indio temeroso por la sentencia
del santo tribunal.
Es que ayer encontraron sepultada
una estatua de la virgen María.
La encontraron cabeza abajo,
cubierta de hierbas secas, cerca del maizal.
Y el sol se escondió,
frío intenso en la misión.
Un silencio sepulcral.
Esa virgen se la obsequié
a mi fiel indio Ramón.
Dijo con voz entrecortada,
el monje al santo tribunal.
Ramón es buen cristiano y trabajador,
sangran sus manos siempre en la siembra.
No puedo creer aún lo que pasó,
Dios! por el pido clemencia.
Bien se vé aquí la mano del Diablo,
dijo con firmeza el santo juez.
Con el indio hereje, a la hoguera,
a cumplir el castigo del fuego.
No habrá piedad!
No habrá piedad!
Y el sol se escondió,
frío intenso en la misión.
Un silencio sepulcral.
Ramón, en las llamas el monje lloró,
sabía bien porque lo hizo.
Ramón lo hizo para bendecir la tierra,
pedir por la siembra cosecha buena.
Las hierbas secas eran para protegerla
En esta canción vemos la descripción de un ejemplo concreto de sincretismo. El indio entierra una virgen cabeza abajo para bendecir la tierra en vistas a una buena cosecha. Es decir, la existencia anterior del indio, ligado a la cosecha y a la suerte del clima se vincula con la deidad cristina que oficia bendiciendo cosas y personas.
Las letras de Ricardo Iorio están llenas de descripciones de nuestro folklore, así como de denuncia. En esta etapa de su carrera, un cierto interés por el indigenismo como en la época de Hermética, lo lleva a contarnos esta historia.
En otros países, el vudú o la macumba son también ejemplos de esta mezcla entre prácticas religiosas dominantes y creencias dominadas. En Argentina, la Capilla de los negros de la ciudad de Chascomús es otro ejemplo. Se dice que, en esa capilla, los esclavos negros asentados como comunidad en el pueblo, mantenían sus cultos en conjunción con la fe fundante de nuestra patria. Si bien el lugar donde se encuentra no es el original, se cree que en un lugar similar los morenos se juntaban en comunidad para celebrar al ritmo del candombe y recordar el lugar donde sus padres y abuelos fueron comercializados durante la esclavitud.
En su interior hay santos de todos los tipos. Santos canonizados, santos populares y tambien imágenes de viejos negros. Los esclavos africanos eran traidos desde el puerto de Buenos Aires para construir el fuerte que protegia a la llamada “civilizacion” de la “barbarie” indígena local. Muchos de estos esclavos, eran niños y niñas que habian sido arrancados de sus pueblos y familias y comercializados para trabajo del gobierno o de las familias patricias establecidas en la zona. Años después, los llamados “libertos” construirán edificaciones como estas para acomunarse.
Altar en la Capilla de los negros en Chascomús.
Los santos populares son otro caso de practicas de sincretismo. El gauchito gil, la difunta correa, Gilda o San la muerte funcionan en la religiosidad popular de forma práctica. Es decir, se le pide y agradece diversas cosas no necesariamente establecidas por la catequesis o el corpus cristiano estricto. Eso sucede porque en la religiosidad popular, las certificaciones de validez están dadas por la adjudicación del santo a determinada practica y necesidad. El gauchito gil ayuda porque el pueblo cree que ayuda, todo ello, en el marco conceptual de la fe cristiana. Todos estos santos tienen algo del significado cristiano de San Cayetano o cualquier otro santo oficial.
Alta de San La Muerte. (Foto de internet).
El sincretismo, tal como se da en argentina, tiene algo de resistente. Porque se venera figuras populares que en alguna medida fueron contraculturales. Es decir, resistentes a los cánones, formas y poderes dominantes en alguna forma. El pueblo elije darse santos distintos, que pueden venerar en los caminos y no sólo en los templos, que fueron personas reales y no solo mitos o con los cuales comparten algo de la realidad que viven. Incluso, suele suceder que aquí se venera ciertos santos sí oficiales, yendo a pedir y agradecer y no tanto por la santidad en sí, como figuras míticas ligadas a un “después”. Es el caso de San Cayetano o de la Virgen de Luján.
El Alta de Gilda fue creciendo sobre los restos del micro donde sufrió su accidente fatal (foto de internet).
Volviendo al caso de Ramón, fue ajusticiado por la moral oficial que no siempre atiende a las realidades concretas donde se fue haciendo carne a lo largo de la historia argentina. En nuestro país la religiosidad popular adquiere esta particular forma porque la cultura del pueblo es multiforme, producto de la yuxtaposición de prácticas, memorias y deseos. Pero también de la apropiación en el contexto de la circulación de retazos de cultura que son re significados y puestos a jugar en las narrativas del barrio o del pueblo. Así como las catequesis tomaban en muchos países las melodías del cancionero popular a las cuales se adosaba lo que se quería transmitir, aquí el pueblo adopta los materiales dominantes y los sumerge en la cultura viva de su día a día.
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